Nos vamos a Mónaco, el segundo país más pequeño del mundo después del Vaticano, a pasar el día. Esto, en principio puede parecer fácil y asequible, pero no lo es. La Costa Azul en general y Mónaco en particular, son destinos muy caros. Todo va en concordancia con el glamour, el lujo y la exclusividad que ofrece la llamada Perla del Mediterráneo. Como ya sabréis, Mónaco es una ciudad-estado europea y constituida como Principado. Su ubica en el Mar Mediterráneo, a los pies de los Alpes, y en pleno corazón de la Rivera francesa. Todo esto hace que, aunque tengamos un bolsillo ajustado, merezca la pena viajar a Mónaco en un día y conocer de primera mano todo lo que nos ofrece.
Lo primero que veremos al acercarnos a nuestro destino es un mar azul salpicado de lujosos yates, muchos edificios concentrados en un territorio pequeño y unos rincones y jardines pintorescos y muy bien cuidados. Esto puede resumir una primera impresión del viajero al llegar a Mónaco. Pero, vamos a ocuparnos de lo que no puedes dejar de ver, si decides viajar a Mónaco y pasar un día.
Lo primero es el Palacio de los Príncipes o Palacio Grimaldi, donde puedes intentar coincidir con el cambio de guardia para no perderte este espectáculo. Suele producirse a las 11:55 pero debes llegar antes si quieres verla. Una vez allí, puedes visitar algunas partes del edificio, sus archivos y sus recursos museísticos. Este palacio data del siglo XIII y contiene elementos muy valiosos, como algunos frescos y salones de època. La entrada no supera los 10 euros y la puedes comprar combinada con otras atracciones turísticas. Se trata de la residencia de la familia real y presenta una curiosa mezcla de estilos y una decoración peculiar. El Salón del Trono ha sigo escenario de importantes acontecimientos históricos del Principado. Uno de los más recientes, la boda del Príncipe Alberto y Charlene Wittstock.
El segundo punto que debes visitar es la Catedral de Mónaco, donde está enterrada Grace Kelly. Fue princesa de Mónaco y una conocida actriz de Hollywood. Se trata de un templo blanco de estilo bizantino, que acoge las tumbas de los soberanos fallecidos. Muy cerca, encontrarás el Palacio de Justicia, construido en los años 20 con material marino que contiene cantidades ingentes de restos de moluscos.
La Fortaleza Antoine es del siglo XVIII y actualmente funciona como teatro al aire libre. Y, por descontado, si vas a viajar a Mónaco con niños, debes visitar el Museo Oceanográfico y su acuario. Peces de colores, tiburones, rayas y más de 80 espacios acuáticos donde se representa la diversidad marina de los 5 continentes. Lo inauguraron en 1910 y tiene una fachada imponente sobre el mar. De hecho, cuentan que tardó más de 10 años en construirlo y que para hacerlos se usaron cerca de 100.000 toneladas de material. El conocido Jacques Costeau lo dirigió durante muchos años y posee, además de especies marinas, importantes objetos relacionados con la mar.
Le toca el turno al Casino de Mónaco, con acceso para mayores de 18 años con presentación de DNI. Es uno de sus principales atractivos turísticos. Como curiosidad te diremos que pertenece a una sociedad de capital público y que los 8.000 vecinos de Mónaco no tienen permitida la entrada al Casino. Hay que visitarlo porque es un referencia típica de la vida lujosa del Principado, pero también porque el edificio es del siglo XIX y lo construyó el mismo arquitecto que hizo la famosa Ópera e París, Garnier. Hablando de Óperas, no dejes de visitar la de Mónaco, que comparte edificio con el Casino.
También te recomendamos dar un paseo por el Puerto Deportivo, con espectaculares vistas a preciosas estampas marinas pero también a los yates de lujo. Otro lugar impactante es el Jardín Japonés de Mónaco, un parque municipal que te permite sumergirte en Asia sin salir de Europa. Algunos dicen que es mejor, incluso, que el de Bruselas. Independientemente de todos estos lugares, si vas a viajar a Mónaco por un día, no dejes de pasear por sus elegantes calles, su casco antiguo y sus rincones pintorescos.