Monaco-Ville, el Peñon
Monaco-Ville, el Peñon

Ha comenzado la cuenta atrás. Acaba de llegar la primavera y la reaparición del sol seguramente ha reactivado tus neuronas cerebrales encargadas de planificar viajes, escapadas, aventuras… Ahora lo tienes muy, muy claro: necesitas un paréntesis urgente. Tienes que aparcar tus trabajos pendientes y dedicarte un poco de tiempo a ti: a tu mente y a tu cuerpo.

Si no estás por la labor de perder un montón de tiempo rastreando en la web, buceando en diferentes páginas y comparando destinos, hoy queremos proponerte un plan de viaje imaginativo y lleno de atractivos. Nuestra propuesta te lleva en volandas a uno de los destinos seguramente con más glamour de Europa y mayor presencia en el papel couché, pero a la vez más desconocido culturalmente: el Príncipado de Mónaco.

Este pequeño país dado a conocer por la mítica princesa Grace Kelly ofrece a quienes lo visitan un cóctel perfecto de modernidad, gastronomía, arte y cultura en apenas 2 kilómetros cuadrados de extensión. A pesar de su reducido tamaño, el Principado está dividido en cinco barrios: Monaco-Ville, Monte Carlo, La Condamine, el Puerto, el Jardín Exótico y Fontvieille.

Pero la esencia de todo la puedes encontrar en la parte más antigua de su capital, en su centro histórico, situado precisamente en la zona más alta del Estado: el área conocida como Monaco-Ville, el Peñón.

Si te apetece, vamos a dar un paseo virtual por este enclave mágico. Su arteria principal te llevará desde la Plaza de la Visitación hasta la Plaza del Palacio (o viceversa) en una calle llena de atractivos para ti y para el resto de visitantes. Todo el barrio está articulado como una tupida telaraña de calles estrechas, coloristas, con olor y sabor a antiguo, plagadas de tiendas y restaurantes para todos los gustos y para todos los bolsillos.

Si no estás por la labor de destrozarte los pies recorriendo calles, tienes a tu disposición un útil servicio de trenes turísticos que parten desde el mismo Peñón y que ofrecen sus recorridos en varios idiomas.

Si por el contrario prefieres “patear” toda la zona, quizá tu primera parada interesante puede ser el Museo Oceanográfico. Construido con 100.000 toneladas de piedra de talla de La Turbie, es un edificio monumental que reina sobre el Peñón, con una fachada que impresiona y casi da vértigo, a 85 metros de altura sobre el nivel del mar. Pero su verdadera grandeza se encuentra en su interior, en un sótano que alberga un descomunal acuario donde podemos encontrar 4.000 tipos diferentes de peces y cerca de 200 variedades de invertebrados.

Después de dedicarle el tiempo que se merece a este templo de la naturaleza, puedes admirar Fort Saint Antoine, una fortaleza del siglo XVIII reconvertida en un espectacular mirador y en un bellísimo teatro al aire libre, donde disfrutar de una función en las noches de verano. Este hermoso anfiteatro se halla situado en la Avenida de La Quarantaine.

Pasa el tiempo volando ante tanta belleza y por eso seguro que empiezas a notar cosquilleo en tu estómago y sensación de vacío. Si te ha entrado hambre, no te preocupes porque en el área de Monaco-Ville, el Peñón hay varios puestos callejeros donde probar una de las verdaderas delicias de la gastronomía monegasca: los socca. Se trata de una especie de panqueques, crepes o tortas realizados con harina de garbanzo. Normalmente se rellenan de carne, verduras o marisco, a elegir, y realmente su fama ha trascendido las fronteras del Principado.

Si prefieres algo más contundente, en este “selecto barrio” Monaco-Ville, el Peñón han proliferado las pizzerías y los restaurantes italianos, o sea que puedes darte un homenaje serio a base de pasta y de las delicatesen que llegan del país vecino.

Hemos escrito esta breve guía en formato casi esquemático para orientarte y descubrirte algunos de los numerosos secretos que guarda Monaco-Ville, el Peñón. Pero estas líneas no son más que un sencillo apunte. Tienes la posibilidad de realizar muchos más recorridos y rutas urbanas en la parte antigua de la ciudad si deseas sacarle todo el jugo a este apasionante país, a este atípico estado de poco más de 34.000 habitantes, el segundo más pequeño del mundo por detrás de Ciudad del Vaticano.