Cada año Mónaco recibe más de 350.000 turistas pese a ser uno de los estados más pequeños del mundo. Por cada uno de sus habitantes hay aproximadamente nueve visitantes. Estos altos índices sitúan el turismo como una de las principales fuentes de ingreso del Principado en torno al cual se han desarrollado numerosos servicios y una sólida red de transportes y comunicaciones.
El acceso al Principado de Mónaco está garantizado a través del puerto, el aeropuerto, vías terrestres y tren. Existen 1,7 kilómetros de vías férreas que conectan con la estación de Montecarlo. Transcurren a través de tramos subterráneos que se prolongan por el territorio francés.
El sistema de transporte público en Mónaco cuenta con siete elevadores que conectan los principales puntos: las playas y la plaza de los Molinos; el centro hospitalario Princesa Grace y el Jardín Exótico; el puerto y la avenida de la Costa; el Casino con el boulevard Luis II; o la autopista con el bulevar Larvotto. Hay además cinco rutas de autobuses de la empresa Compagnie des autobus de Monaco con alrededor de 150 paradas. Está en proyecto la construcción de una red de metro. El transporte por carretera dispone de vías con una longitud total de 50 kilómetros aproximadamente.
Opciones por mar
Las opciones para llegar a Mónaco por mar son dos: a través del puerto Hércules, ampliado recientemente para aumentar la capacidad de recepción de cruceros de hasta 300 metros de largo, y por el puerto Fontvieille. Este último ha sido construido gracias a los trabajos de ingeniería realizados para ampliar el territorio firme, restando espacio marítimo.
Aunque no hay aeropuerto en el Principado, por la proximidad la mayor parte de las visitas llegan a través del de Niza. Está a unos 30 kilómetros que se recorren en poco más de 40 minutos. Algunas compañías facilitan el transporte desde el aeropuerto de Niza hasta Montecarlo en trayectos que tienen una duración de menos de diez minutos con la ayuda de un servicio de helicópteros a disposición de los viajeros internacionales. Aterrizan en el único helipuerto de Mónaco ubicado en el distrito de Fontvielle. Se consigue así enlaces casi directos entre ciudades como New York y Montecarlo. Otros aeropuertos más alejados que se emplean para llegar hasta Mónaco son los de Génova (a 2 horas de distancia en coche); Marsella (a más de 2 horas); o Turín (a unas 3 horas).
El encanto de un país de 2,2 kilómetros
El Principado de Mónaco está considerado como una ciudad estado con soberanía propia definida en su constitución como un estado de derecho gobernado por una monarquía hereditaria y constitucional que encabeza el Príncipe Alberto II, sucesor de Raniero III. Este pequeño enclave de 2,2 kilómetros cuadrados de extensión está situado en la Costa Azul francesa bañada por el mar Mediterráneo y a los pies de los Alpes, muy cerca de la frontera con Italia. Mónaco es el segundo estado más pequeño del mundo por detrás del Vaticano y, sin embargo, uno de los que tiene mayor densidad de población. Actualmente residen en el Principado alrededor de 32.000 personas. Destaca además por ser uno de los países con mayor seguridad, con más de medio millar de agentes.
¿A qué se debe esta gran concentración demográfica?
Muchos son los atractivos de este territorio, entre ellos su belleza natural y su gran fama en todo el mundo vinculada principalmente a una imagen de glamour que alimenta la prensa con las constantes noticias relacionadas con la familia real monegasca. También se dan cita en este territorio los seguidores de competiciones deportivas de nivel como el Gran Premio Fórmula 1 de Mónaco y de otros grandes eventos. El Principado dispone además de una amplia oferta cultural a través de los museos, la Ópera o el centro de congresos Grimaldi Forum, así como su afamado Casino, lugar de referencia mundial. Se completa la oferta de ocio y recreo con espacios verdes, discotecas y clubs.
La equipación hotelera integrada por establecimientos de lujo ayuda también a mantener un sector turístico en alza al que contribuyen en primer lugar los congresos y eventos celebrados en la ciudad y los cruceros.