España y Mónaco están lo suficientemente cerca como para plantearse la posibilidad de hacer el viaje en coche. Hoy vamos a dedicar este artículo a explorar esta posibilidad y a analizar algunos detalles. Tomaremos como punto de salida Barcelona, que dista de Mónaco menos de mil kilómetros. Podríamos cubrir esa distancia en unas 13 horas conduciendo pero, tranquilos, porque hacemos este viaje virtual para disfrutar de la ruta no para llegar a la meta antes que nadie. Es otra forma de viajar a Mónaco.
Precisamente, la ruta que vamos a cubrir presenta un elevado nivel de vida. Pero eso es como todo: si queremos podemos controlar nuestros gastos y planificar un viaje económico. Eso ya depende de cada uno. La salida, como ya hemos dicho, es desde Barcelona y entraremos a Francia a través de Girona. Aquí hay dos opciones: o pagamos un peaje para ir por autopista o optamos por una carretera llena de curvas y paisajes impresionantes sobre le mar Mediterráneo. Una vez que entramos en Francia, nos quedan poco más de 500 kilómetros para llegar a Mónaco.
Pero, lo dicho. Este es un viaje que conviene cubrir por etapas y aprovechar la ruta para hacer paradas y conocer lugares muy interesantes y recomendables. Hay localidades como Montpellier o Nimes que saldrán al camino para que las visitemos. Y no debemos olvidar la gastronomía de la zona y las preciosas playas del sur de Francia. Nos encanta esta propuesta para viajar a Mónaco.
Ventajas de viajar en coche entre Barcelona y Mónaco
Lo mejor de hacer esta ruta o cualquier otra en coche es la libertad de la que disfrutas. Puedes hacer más o menos kilómetros del tirón, prever paradas o improvisarlas, quedarte más o menos tiempo en un sitio y descubrir rincones que, de otra forma, te pasarían inadvertidos porque no están dentro de los circuitos turísticos.
Por otro lado, cuantos más viajeros vayan en coche más se comparten los gastos. Aunque si es un viaje largo, es recomendable no ocupar más de 4 plazas para no restar comodidad a la experiencia. También es necesario que conduzca más de una persona, para tener opción de turnaros y descansar o poder hacer frente ante cualquier imprevisto que afecte a alguno de los conductores.
Viajar a Mónaco en coche, también dará cierto margen con el equipaje que podemos llevar. Por ejemplo, material para acampar, bicicletas u otros accesorios para practicar deporte o elementos necesarios para bebés, si los tenemos.
Inconvenientes de viajar en coche entre Barcelona y Mónaco
Pero, también podemos encontrarnos con algunos problemillas si decidimos cubrir esta ruta en coche. Por ejemplo, si visitamos ciudades y es temporada alta puede ser difícil o muy caro aparcar el coche en un sitio seguro, ya que lo llevamos cargado de material.
También nos perdemos la posibilidad de conocer a interactuar con otros compañeros de viaje, sobre todo de otras nacionalidades. Una cuestión muy común si viajamos en transporte público.
También podemos encontrarnos con contratiempos como un pinchazo o una avería, por lo que conviene tener algunas nociones básicas sobre mecánica para resolver pequeños problemas. Y, algo muy importante, comprobar la cobertura de nuestro seguro en el extranjero y tener claro los pasos necesarios para comunicar un parte.
Otros consejos para viajar en coche entre Barcelona y Mónaco.
Ventajas e inconvenientes aparte, queda por decidir si alquilamos un coche para viajar a Mónaco o cubrimos la ruta con el nuestro propio. Aquí hay sentarse a hacer cuentas: calcular los días de viaje y el precio del alquiler y ver qué opción nos compensa más.
Para realizar este viaje, necesitaremos la mismo documentación que si fuéramos a Francia. Es decir la carta verde del seguro, el último recibo abonado y el carnet de conducir español, ya que es válido para circular por la Unión Europea.
Respecto al alojamiento, lo más barato en llevar a cuestas la tienda de campaña porque hay muchos campings en esta ruta. Si no, también se puede optar por habitaciones más baratas en ciudades poco turísticas. Y, respecto a la comida, podemos llevarnos cosas preparadas desde casa o recurrir a supermercados durante el camino. También podemos comer como si fuéramos un local, en lugares de menú y gastronomía autóctona.