Si el principado de Mónaco se identifica de forma habitual con el lujo, con las tiendas de las mejores marcas del mundo y con los magníficos yates que atracan en sus aguas, el puerto de Hércules es el epicentro de todas estas actividades. De todos los puertos del país, éste es el único que tiene el calado suficiente como para admitir el atraque de ferries y cruceros.
Podría decirse que este espacio del país, en las laderas de la montaña de Montecarlo, es la alfombra que da la bienvenida a todo aquel que llega a disfrutar de experiencias inolvidables o para convertir sus mejores sueños en realidad.
La historia
El puerto de Hércules comenzó a usarse por lógica natural desde tiempo inmemorial. Consta el uso del mismo por parte de griegos y romanos. Al estar demasiado expuesto a los vientos del este se hizo necesaria la construcción de los dos espigones actuales que se terminaron en 1926.
En los años setenta del pasado siglo, bajo el mandato del Príncipe Rainiero, se construyeron una escollera y un embarcadero para seguir intentando lograr que el viento afectase demasiado a los propietarios de los barcos allí atracados.
Fue en este siglo cuando se apostó por modernizar totalmente este espacio del país. La construcción de una estructura de trescientos cincuenta y dos metros de largo y con un peso de ciento sesenta mil toneladas ha permitido preservar la fauna marina de forma efectiva. El remolcado, desde el peñón de Gibraltar, de esta maravilla de a ingeniería fue una operación complicada que demostraba la clara apuesta del Principado por la innovación y su empeño por crear un puerto inigualable en todo el continente europeo.
Datos técnicos
El puerto depende directamente de la Société d’Exploitation des Ports de Monaco. Abre todos los días del año. Tiene un muelle de ciento cuarenta y cinco metros de largo. Permite el atraque de cruceros de hasta trescientos metros de largo. Consta de hasta setecientas plazas dependiendo de los barcos atracados en cada momento.
Los servicios que se ofrecen a sus usuarios son herencia directa de los deseos del Príncipe Alberto II que invirtió una gran cantidad de dinero para la depuración de las aguas del puerto. Su idea era ofrecer un espacio saludable y confortable a partes iguales. Así pues, cualquier propietario de una embarcación que quiera atracar en tan magnífico puerto contará con agua dulce, electricidad-doscientos veinte y trescientos ochenta vatios-, veinte duchas, veinte baños, teléfono público, teléfono a bordo bajo petición, televisión, lavandería, contenedores de basura y de pilas usadas, servicio de recogida de basuras y gasolinera. El vaciado del depósito de aguas fecales de su embarcación es gratuito y puede llevarlo a cabo en la estación de servicio destinada a tal efecto.
La fama mundial
Tan magníficos servicios están a la altura del país en todos los sentidos. El puerto de Hércules está perfectamente ubicado para disfrutar del legendario Gran Premio de Fórmula Uno de Mónaco. El atraque de embarcaciones se duplica en esas fechas al dar la opción de disfrutar de la carrera desde el yate. Es también destacable el papel que tuvo la película Goldeneye como promoción directa de este espacio de ocio. James Bond, o Pierce Brosnan si lo prefiere, se enfrentaba al malvado Onatopp Xenia en una escena para la historia del cine.
Las visitas al puerto
Como cualquier puerto deportivo de alto nivel, el de Hércules está lleno de establecimientos de hostelería y de comercios de las mejores marcas. Pasear por estas instalaciones significa trasladarse a un mundo donde no existe la prisa sino el placer y el deleite de disfrutar de la vida a otro ritmo. Observar los imponentes yates y cruceros que atracan en esta instalación puede servir de estímulo a su imaginación e incluso animarle a conocer esta parte más lúdica del país.
Hemos descrito el que sin duda es uno de los puntos más visitados por parte de todos los turistas que llegan a Mónaco. Admire tan impresionante obra de ingeniería, pasee por sus instalaciones, disfrute de una parte en la que la montaña parece fundirse con el mar y descubra por qué en este país cualquiera puede vivir una experiencia inolvidable.
¿Se anima a visitar Mónaco?