El Principado de Mónaco ha sido desde siempre territorio de cobijo para el hombre. Allí ha encontrado, desde la Prehistoria, todo lo necesario para su asentamiento y subsistencia. La historia de Mónaco está plagada de acontecimientos y revoluciones que tuvieron lugar a lo largo de los siglos, un territorio abierto que ha sabido acoger las diversas culturas y pueblos visitantes que han dejado su huella en este bello país bañado por el Mediterráneo.
Hace 300.000 años, Mónaco fue testigo de los primeros habitantes , según se desprende de las diversas excavaciones que se han llevado a cabo. Los restos óseos y las numerosas obras de arte (esculturas y grabados) halladas permitieron confirmar la llegada de los primeros pobladores al Principado en el Paleolítico inferior. No obstante, los estudiosos hablan de los “ligures” como los primeros habitantes sedentarios de Mónaco, moradores de el Lliguria Antigua, hoy Liguria y condado de Niza.
Por supuesto, griegos y romanos dejaron su impronta en este lugar, los primeros fundando Monoikos en el s. VI antes de Cristo, bahía en la que actualmente se erige Mónaco, e impregnando de arte y cultura todo el territorio. Por su parte, el dominio romano perduró hasta la caída del Imperio Romano de Occidente, dando paso a sarracenos y tribus germánicas primero, y a ligures después.
El inicio de la historia moderna del Principado
En 1191, Enrique VI concedió la soberanía sobre Mónaco a la ciudad de Génova, siendo el 10 de junio de 1215 una fecha importante para los monegascos, pues marcó el inicio de la historia moderna del Principado y el inicio de la dinastía Grimaldi. Comenzaba así la construcción de la fortaleza, justo donde se encuentra actualmente el Palacio del Príncipe.
La Iglesia, apoyada por los güelfos, y el Imperio, con la colaboración de los gibelinos, mantenían una fuerte tensión. En 1297, el güelfo François Grimaldi, disfrazado de monje, accedió al recinto amurallado construido por los gibelinos, abriendo paso a su ejército. No obstante, la victoria duró poco, siendo los güelfos expulsados de Mónaco . Más tarde, la familia Grimaldi se alió con Francia.
Años más tarde, en 1342, Carlos I Grimaldi, hijo de Rainiero I, se autoproclamó Señor de Mónaco tras ganar a los genoveses. Y es que las luchas contra Génova se sucedieron durante más de una década. El Principado consiguió la independencia en 1489. El último intento de Génova de tomar Mónaco fue en 1509, aunque renunció definitivamente a ella.
Mónaco, una gran potencia europea
Durante el S. XVI, Mónaco logró su independencia del ducado de Saboya, Génova y Milán consiguiendo entrar en el círculo de las grandes potencias europeas y entablando relaciones con Francia y España. Fue el momento del Protectorado español, que finalizó con el Tratado de Peroné en 1641. También fue una época de grandes revoluciones en las que Mónaco fue ocupada por Francia, abandonando finalmente el protectorado que tuvo desde 1815 de Francia e Italia, reconociéndose así su independencia tras el Tratado Franco-Monegasco de 1861.
Ya en la Edad Contemporánea, con Carlos III como príncipe, Mónaco vivió un periodo de prosperidad. La creación del Casino de Montecarlo y la Ópera, la puesta en marcha del ferrocarril Niza-Ventimiglia, la fundación de la Oficina de Correos, o la eliminación de los impuestos de bienes personales y mobiliarios, hecho que promovió el sector de la construcción, fueron algunos de sus logros.
Es de destacar la celebración del primer Rally de Montecarlo en 1911, coincidiendo con el establecimiento en el país de una monarquía constitucional y con el desarrollo turístico del territorio. La idea de celebrar una competición para atraer el turismo durante el invierno tuvo muy buena acogida no sólo entre los monegascos, sino también en toda Europa. El Rally de Montecarlo propició la entrada de sustanciosos ingresos a las arcas del Principado, logrando hasta hoy en día ser uno de los eventos deportivos más importante de ámbito mundial.
La II Guerra Mundial hizo que Mónaco se pusiera de parte del Gobierno de Vichy ante el temor a una anexión por parte de las tropas italianas. El canciller Hitler ordenaba al ejército alemán invadir Mónaco en 1943, pero finalmente fueron las tropas americanas las que liberaron a Mónaco en los últimos estertores de la guerra.