Ya sabéis que Mónaco nos apasiona y que nos gusta descubrir información y nuevos detalles sobre el Principado y plasmarlos aquí. Hoy vamos a conocer un poco mejor la montaña conocida como La Roca, donde se ubican sus principales atractivos. Realmente, La Roca es uno de los 4 distritos de Mónaco pero es en el que se concentra su esencia, por así decirlo. Si fuéramos prácticos diríamos que es un monolito de 141 metros de altura enclavado en la costa del mar Mediterráneo, dentro del Principado de Mónaco. Pero La Roca es mucho más y de eso vamos a hablar en este post.
Descripción de La Roca
En La Roca se concentran varios de los hitos más importantes de Mónaco, es decir, el palacio de los Príncipes, donde vive Alberto II y la familia real monaguesca, y su plaza; también la Catedral, que por cierto alberga las tumbas de los sucesivos monarcas, incluidas las dela princesa Grace Kelly y el príncipe Rainiero; y el Museo Oceanográfico. Justamente aquí se ubica la ciudad vieja, la parte más antigua de Mónaco y se constituye como la zona más turística del Principado. Aquí también encontraremos un sinfín de restaurantes y tiendas de souvenirs, ya que Mónaco es eminentemente turístico y es una gozada pasear por sus calles.
Si descendemos por sus callejuelas, llegaremos a Montecarlo que, en contra de lo que muchos piensan, no es más que otro distrito de Mónaco. Eso, sí. Es el más lujoso de todos y el que más brilla por los destellos del glamur. Allí encontraremos, por ejemplo, el exclusivo puerto deportivo, el Gran Casino y su impresionante plaza. Desde luego, las distancias no son largas y el paseo merece la pena, así que os recomendamos recorrer la zona a pie. Es probable que durante el paseo os topéis con los coches más lujosos del mundo. Pero, claro… esto es Mónaco!
La Roca tiene su propia historia
En la cima de esta roca, considerada sagrada por muchas civilizaciones, se levantaba hace miles de años un templo en honor al héroe griego Hércules. Cuentan que La Roca siempre ha sido un enclave codiciado, por su ubicación estratégica y privilegiada. Hay que remontarse a la época en la que la actual Marsella era una colonia griega llamada Massalia. Pues bien, si nos remontamos a la colonización massaliota, la zona fue bautizada con el nombre de Monoïkos por las tribus ligures que ocuparon el área. De hecho, de ahí viene su nombre actual. La Roca de Mónaco ya estuvo incluida en el llamado Periplo massaliota, las rutas marítimas utilizadas por los comerciantes fenicios y tartessos en sus viajes por Europa en la Edad de Hierro.
Incluso, mucho antes de eso, ya fue refugio de poblaciones primitivas. Y, tiempo después, en la Edad Media, fue un punto muy codiciado por los estrategas europeos para poder controlar el sur de Francia: contaba con su propia bahía y un puerto, les resguardaba de los vientos y las tormentas y desde lo más alto de La Roca la vigilancia era perfecta.
Ya en la historia más reciente, La Roca de Mónaco también fue una de las primeras conquistas de Los Grimaldi. Esta dinastía dirige el país desde hace 7 siglos, concretamente desde que Francisco Grimaldi se disfrazó de monje para entrar en la ciudad y conseguir abrir el acceso a sus tropas. De hecho, en el escudo de armas del Principado queda reflejada parte de esta historia con la representación de dos monjes sosteniendo una espada.
Los Grimaldi fueron reconocidos como la autoridad de Mónaco desde el año 1314 hasta hoy. Solo hubo un periodo en el que estuvo bajo la hegemonía de Francia, quien volvió a reconocer su soberanía en 1861.
La Roca, el principal atractivo del Mónaco actual.
Desde entonces, las legiones que asaltan hoy en día La Roca de Mónaco las componen turistas, ávidos de disfrutar de las vistas privilegiadas que les ofrece el Principado.
Lo ideal es subir caminando a través de una senda llena de árboles, estanques y bancos para descansar, que nace en la Avenue Quarantaine y conduce hasta la plaza del Palacio Grimaldi. Desde allí, no dejéis de disfrutar de las terrazas, tanto naturales como artificiales, que rodean la cima de la montaña. Obtendréis una visión fabulosa del puerto, el Acuario, la Catedral y de toda la bahía. Desde lo alto se evidencia el glamur y el lujo que desprenden sus magníficos yates.