El Hotel Hermitage de Montecarlo se sitúa en en precioso palacio del finales del siglo XIX, al más puro estilo Belle Ëpoque. Está situado en el centro del Principado y ofrece vistas al mar Mediterráneo y también al puerto deportivo. El edificio en sí se considera un monumento y es obra del arquitecto Nicolas Marquet, aunque Gustave Eiffel también participó en el proyecto con el diseño de los jardines. Las obras del edificio tuvieron lugar entre los años 1890 y 1896 y forma parte de un conjunto conocido como los palacios de élite en Mónaco.
Algunos definen su elegancia como un estilo despreocupado de alto nivel, pero lo cierto es que ofrece un ambiente íntimo, personal, sofisticado y tranquilo. Algo que no tiene precio en un entorno como el de hoy en día. A pesar de ello, esta situado en centro neurálgico de Montecarlo, cerca del Casino y bien conectado con el transporte público. Tiene en total 278 habitaciones, algunas de las cuales son suites. Sus clientes tienen a su disposición, sin salir del hotel, servicio de peluquería, bar, restaurante y espacios para reuniones de negocio y conferencias.
Un huésped que se aloja en un hotel majestuoso como éste, no busca un diseño innovador, una decoración de vanguardia o el encanto evidente del minimalismo. Alojarse en el Hotel Hermitage es sinónimo de revivir el esplendor principesco de otras épocas, sumergirse en un entono elegante y grandioso y disfrutar de cada detalle centenario y majestuoso. El edificio ha sido remodelado en varias ocasiones, pero siempre manteniendo ese carácter antiguo y armonioso que sólo tienen los inmuebles cargados de historia.
Las habitaciones tienen una decoración marcada por la elegancia tradicional, con toques mediterráneos tanto en el color como en el interiorismo. Muchas de ellas dan al mar y todas son espaciosas y luminosos, llenas de toques románticos. Por supuesto, las suites son espacios inmensos, el escenario perfecto para una estancia de lujo, belleza y comodidad. Las zonas comunes destacan por su encanto y su iluminación discreta y cálida, que llenan al cliente de sensación de confort en cualquier espacio del establecimiento.
Por descontado, dispone de aparcamiento privado y servicio de aparcacoches. Su ubicación, discreta, rodeada de acantilados y llena de detalles lujosos convierten este hotel en el destino ideal para una estancia romántica. Con todo el ocio y la actividad típica de Montecarlo a un paso, pero lejos del jaleo y el tráfico de vehículos y gente.
Las habitaciones son muy confortables y disponen de todo el equipamiento de un hotel de lujo: nevera y minibar, caja fuerte, aire acondicionado y otros servicios extra. El Hotel Hermitage cuenta con dos piscinas, una interior y otra exterior, así como terraza para disfrutar de agradables baños de sol, sauna y gimnasio. En total, este hotel ofrece 278 habitaciones, de las cuales 54 son junior suites, 22 suites y 12 suites Diamon.
En este sentido, si usted se registra por primera vez en este hotel le regalarán una tarjeta llamada SBM Carte d’Or que le permitirá obtener descuentos en diversas instalaciones privadas de Montecarlo, como el Casino, las Termas Marinas o el Club de Golf. Precisamente hay que poner de relieve el espectacular complejo anexo al hotel, denominado Les Thermes Marins. Es un gran espacio dedicado a los tratamientos de belleza, al entrenamiento del cuerpo y al cultivo del espíritu. Dispone de una piscina de agua salada, gimnasio y Spa.
Y, respecto a la gastronomía, destaca el restaurante Le Vistamar, que cuenta con una estrella Michelin. Está especializado en marisco fresco y pescados y ofrece vistas panorámicas. Dispone, además, de dos bares, un jardín de invierno, termas marinas y una decena de salas con módulos. También dispone de playa privada y terraza con vistas panorámicas para disfrutar en primera linea de un entorno inigualable.
Por cierto, los niños son muy bien recibidos y muy bien tratados en este hotel donde no se les priva del lujo y la atención personalizada. De hecho, disponen de un paquete especial para jovencitos, con aperitivos especiales para su paladar infantil y regalos personalizados en las suites: desde un babero o un albornoz bordado con sus nombres hasta un peluche de regalo. Además, hay actividades específicas para ellos en la piscina cubierta, la sala de proyecciones o la práctica de deportes acuáticos en la playa privada.