Prácticamente todo el mundo ha oído hablar en varias ocasiones y por varios motivos del Gran Premio de Mónaco. La carrera de automóviles más famosa, antigua y prestigiosa de la Fórumula 1. Se celebra cada año en el circuito de Mónaco y compiten vehículos monoplazas de las principales escuderías del mundo. La Fórmula 1 de Mónaco tiene entidad propia y lo vamos a comprobar a lo largo de este artículo.
La primera carrera del Gran Premio tuvo lugar en el año 1950, cuando precisamente se fundó la Fórmula 1. Pero el circuito de Mónaco fue fundado en 1920 por Anthony Noghés y la primera carrera, fuera de la Fórmula 1, no se disputaría hasta 1929. En la historia de este circuito has algunos momentos destacables por su importancia histórica. Por ejemplo, en 1933 fue la primera vez que la parrilla de salida de una carrera vino determinada por los tiempos obtenidos en los entrenamientos en lugar de hacerlo por sorteo. Una práctica que continúa día de hoy.
El circuito de Fórmula 1 de Mónaco es uno de los más peligrosos. Tiene unas características muy peculiares, marcadas por las pendientes, los tramos muy cortos, las los giros pronunciados y los pasos excesivamente estrechos. Exige mucho a los pilotos, pero precisamente por eso es el más llamativo y el que más atención despierta por parte de los aficionados.
El Gran Premio de Mónaco se incorporó al Campeonato Mundial de Fórmula 1 en el año 1950. El ganador de aquella edición fue Juan Manuel Fangio, que conducía un Alfa Romeo. Precisamente aquel año, una gran ola arrasó el circuito durante la carrera y provocó un accidente múltiple que afectó a varios corredores. Desde 1955, este campeonato se ha celebrado anualmente en estas instalaciones. Curiosamente, también en 1955 uno de los corredores, Alberto Ascari, tuvo un percance y chocó contra las protecciones a base de heno y arena que circundaban el circuito y cayó al agua. El corredor salió ileso pero, para su desgracia, falleció pocos días después durante la prueba de un nuevo vehículo deportivo de la marca Ferrari en una ciudad del norte de Italia. El siniestro casi tuvo su réplica en 1957 cuando dos vehículos quedaron literalmente colgando del muelle y estuvieron a punto de precipitarse también al mar.
La Fórmula 1 de Mónaco es el único Gran Premio incluido en el Campeonato Mundial que no llega a los 305 kilómetros. Es una concesión especial otorgada por la FIA (la Federación Internacional del Automóvil) a Mónaco por las peculiares características del circuito, que lo hacen mucho más lento. En él se realizan únicamente 78 vueltas que suponen un total de 260 kilómetros, mientras que en resto de circuitos deben completarse 92 vueltas y un total de 305 kilómetros establecidos.
A pesar de ello o gracias a todas estas peculiaridades, el Circuito de Mónaco tiene mucho prestigio en el mundo de la Fórmula 1. La parte más conocida del recorrido es la llamada Curva Loews, la más lenta de todo el circuito. Pero todos y cada uno de los tramos destaca por alguna particulatidad. La subida de Beau Rivage, que pone a prueba la potencia de los motores: la curva de Massenet, peligrosa y con poca visibilidad; la de Mirabeau, donde son habituales los derrapes provocados por los baches; o la frenada de Rascasse, difícil y cerrada. Lo cierto es que ingenieros y corredores de las escuderías necesitan una preparación especial para competir en este circuito. Por un lado, están los omnipresentes guardarrailes, que los pilotos toman como una amenaza constante ante cualquier pequeño despiste. Por otro, un trazado muy complicado, que exige tensión y atención máxima durante toda la carrera. Y, por último, la exigencia de reglar adecuadamente los vehículos para adaptarlos a forma de conducir que exige el circuito. Así es la Fórmula 1 de Mónaco y no olvidemos que unas milésimas de segundo pueden suponer la victoria o la derrota para un corredor en este tipo de competiciones.
La creación del Gran Premio de Mónaco fue prácticamente el resultado de un cúmulo de circunstancias. El Automóvil Club de Mónaco pretendía incorporarse a la Asociación Internacional de Automóviles Club Reconocidos. Pero uno de los requisitos era ser sede y organizadores de un evento automovilístico reconocido. Fue entonces cuando Anthony Noghès decidió crear un acontecimiento que acabara con esas reticencias, ya que el Rally de Montecarlo no servía como tal.
Se puso manos a la obra y pidió asesoramiento a los mejores, como el principal piloto de la época, Louis Chiron. Diseñaron el circuito prácticamente como es hoy en día y organizaron una primera carrera en 1929. Ese año el ganador fue William Grover, con un Bugatti 35 cuya potencia no se conocía hasta el momento. Pero, carrera a carrera, los corredores fueron certificando la dureza de las instalaciones y de la prueba. De hecho, hubo una edición en la que sólo consiguieron llegar a meta 6 de los 17 vehículos que competían.
Es más, la historia del Circuito de Mónaco está llena de accidentes y contratiempos curiosos, unos más dramáticos que otros. Por ejemplo, en 1965 hubo un piloto que cayó al agua cuando su vehículo llegó a la zona portuaria, aunque afortunadamente salió sano y salvo del percance. Y, en 1967, se registro el único accidente mortal que se ha producido en estas instalaciones. La víctima fue Lorenzo Bandini, que sufrió graves quemaduras después de que su vehículo chocara contra las protecciones del circuito y ardiera en llamas.
Y es que la dureza del trazado, lleno sorpresas que desestabilizan y sorprenden, no permiten el mínimo error. Muestra de ello, son todos estos incidentes a los que hacemos referencia y que demuestran su crueldad. Pero, si nos centramos en los años 70 y 80, una época en la que los vehículos de la Fórmula 1 sufrieron una gran transformación, el Circuito de Mónaco se convirtió en un campo de pruebas para cada una de las novedades. Si un vehículo con nuevas prestaciones o evidente evolución superaba su trazado, recibía el aprobado general de expertos, ingenieros, marcas, carrocerías, pilotos y afición.
En esta época, discurrieron por Montecarlo las principales figuras de la historia de la Fórmula 1 y dejando espectaculares victorias para la historia. Por ejemplo, Alain Prost ganó 4 veces el Gran Premio, tres de ellas consecutivas. Y Ayrton Senna, un joven brasileño de McLaren-Honda, obtuvo la victoria seis veces en esta carrera, 5 de ellas seguidas.
También hubo derrotas apoteósicas, como la de Jack Brabham en 1970. Después de hacer una carrera impecable y de estar a punto de ser el primero en alcanzar la meta cometió un grave error en la última curva y dio la victoria a Jochen Rindt.
Ya en los años 90 entra en escena Michael Schumacher, quien protagonizó un ascenso y un declive que marcaría esta época de la historia del Gran Premio de Mónaco. La llegada del piloto español Fernando Alonso y el dominio de la escudería Red Bull durante varias ediciones consecutivas. Como anécdota cabe destacar que en la edición de 1996 sólo 3 vehículos llegaron a cruzar la meta a causa de la lluvia.
Lo cierto es que el Gran Premio de Mónaco siempre genera debate y deja material de análisis suficiente, dentro del ámbito del Campeonato Mundial de Fórmula 1. La dureza del trazado, la climatología y los incidentes ponen siempre de relieve que no se trata de una competición al uso. El glamour y el lujo no siempre lo compensan todo, aunque la Fórmula 1 de Mónaco puede ser una excepción.