Nueva entrega en nuestra colección centrada en los personajes de la realeza de Mónaco. En esta ocasión, vamos a dedicar nuestro artículo a Charlène, princesa consorte del Principado. Su nombre completo es Charlène Wittstock y se casó con el príncipe Alberto II en el año 2011. Esta exnadadora sudafricana ha dado mucho que hablar a raíz de su relación y posterior matrimonio con el soberano monaguesco. De todo ello nos vamos a ocupar aquí, para conocer un poco mejor a esta mujer hermética y coronada siempre por un sutil halo de tristeza.
Biografía de Charlène Wittstock
Realmente, nació en Rodesia, actual Zimbabue, el 25 de enero de 1978. Es hija de un ejecutivo de ventas y de una instructora de natación y tiene dos hermanos varones. Cuando tenía 11 años, su familia trasladó su residencia a Sudáfrica.
Proviene de una familia de origen alemán y participó como nadadora en los Juegos Olímpicos de Sidney, en el año 2000. Tiene varios títulos internacionales y planeaba participar también en Pekín 2008, pero su compromiso con Alberto de Mónaco hizo que variaran sus planes.
Ambos se conocían desde el año 2000, pero oficializaron su relación en 2006, cuando aparecieron juntos en los Juegos Olímpicos de invierno de Turín. Se conocieron cuando ella participó en un campeonato de natación en Mónaco, donde ganó la medalla de oro en 200 metros espalda.
El 23 de junio de 2010 se anunció el compromiso de Charlène y Alberto de Mónaco. Para la ocasión, el príncipe le regaló un anillo en forma de pera con un diamante de 3 quilates en el centro y varios diamantes pequeños a su alrededor. La joya fue obra del orfebre parisino Repossi.
Charlène siempre se ha mostrado muy comprometida con el Principado. De hecho, ella era protestante y, aunque no era obligatorio, se convirtió al catolicismo después de anunciar su compromiso. También recibió clases de francés y monegasco y fue instruida para familiarizarse con el protocolo de la realeza de Europa.
Charlène, princesa de Mónaco
Se casó con Alberto II el 1 de julio de 2011 en el Salón del Trono del Palacio Grimaldi. De hecho, celebraron dos bodas: una civil ese día y otra católica el día siguiente. Charlène lució para la ocasión un traje exclusivo del diseñador Giorgio Armani. De esta manera, la nadadora se convirtió en princesa consorte y heredó todos los títulos que, en su día, ostentaba la madre del príncipe Alberto, la fallecida Grace Kelly. Entre otras cosas, el tratamiento de Alteza Serenísima y el reconocimiento como marquesa de Baux, duquesa de Valentinois, condesa de Carlandés y baronesa de Sant-Lô.
En 2014, la princesa dio a luz a los mellizos Gabriela María Teresa y Jaime Honorato Rainiero. Este último es actualmente el príncipe heredero, el más joven del mundo. Aunque nació varios minutos después que su hermana, en Mónaco impera la Ley Sálica que prioriza al varón sobre la mujer para acceder al trono.
Su reinado destaca por ser discreto y con bajo nivel de intensidad. Como princesa consorte, suele asistir a las celebraciones del Día Nacional de Mónaco, al Grand Prix, al baile de la Rosa y al baile de la Cruz Roja. Aunque muchas veces, su presencia es eclipsada por la figura de su cuñada, Carolina de Mónaco, que se convierte en el centro de todas las reuniones sociales.
Rumores sobre la pareja
Los rumores sobre la complicada relación de Alberto II y Charlène siempre han estado presentes. Incluso, el día de su boda, se rumoreó que la princesa había abandonado precipitadamente el palacio y que tuvieron que convencerla para que volviera y culminara su matrimonio con el príncipe. Tanto es así, que muchos quisieron ver una profunda tristeza reflejada en su rostro en un día que suele ser muy feliz para la mayoría de las novias.
En su vieja de novios, escogieron como destino Sudáfrica, el país de Charlène. Aquí también hubo polémica, porque algunos medios aseguraron que los príncipes durmieron en distintos hoteles.
Por otro lado, siempre se ha hablado de la mala relación que mantiene con la princesa Carolina, quien para muchos es la auténtica Primera Dama de Mónaco.
Y, últimamente, se les acusa de esconder a la princesa Gabriela para darle mayor protagonismo al príncipe heredero, su hermano mellizo Jaime. El motivo de estas acusaciones, es que la pequeña no ha estado presente en algunos actos importantes como el tradicional picnic en los jardines de palacio o una competición de rugby, el pasado mes de febrero. Mientras tanto, su hermano nunca ha faltado a ningún evento de la agenda familiar.